Telemedicina: ¿Un futuro ético y legal?
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han transformado radicalmente el panorama de la atención médica a nivel global en las últimas décadas. La revolución de las TIC a finales de los años 90 marcó un resurgimiento del interés por la telemedicina, una innovación que, sin duda alguna, desempeñó un papel fundamental durante la pandemia de Covid 19 y seguirá presente en la evolución y transformación del sistema de salud en los próximos años.
La telemedicina se presenta como una pieza clave y disruptiva, no solo desde una perspectiva tecnológica, sino también sociocultural y económica. Esta herramienta innovadora ofrece soluciones viables a los retos y desafíos más apremiantes que enfrenta el sector salud en la actualidad, como el aumento exponencial de la demanda de servicios médicos, el envejecimiento progresivo de la población y la necesidad de gestionar de manera eficiente grandes volúmenes de datos.
No obstante, al igual que cualquier innovación disruptiva, su implementación plantea interrogantes de índole ética y legal que deben ser cuidadosamente considerados para garantizar un futuro responsable y beneficioso para todos.
Hablemos de sus ventajas
En un mundo en constante evolución donde la prestación de servicios médicos a distancia se ha convertido en una herramienta fundamental para ampliar el acceso a la atención sanitaria de calidad, especialmente en aquellos entornos donde la presencia física de un médico es limitada o inexistente, resulta crucial destacar las numerosas ventajas que ofrece la telemedicina tanto para pacientes como para profesionales de la salud. Entre las más relevantes se encuentran:
Un Mayor acceso a la atención médica, ya que elimina las barreras geográficas y de tiempo, permitiendo que pacientes en zonas rurales o con movilidad limitada reciban atención especializada desde la comodidad de su hogar.
Mejora la eficiencia del sistema sanitario, y reduce la congestión en los centros de salud, optimizando el tiempo de médicos y personal sanitario, además, permite una atención más personalizada y eficiente.
Promueve la atención preventiva, facilitando la realización de consultas de seguimiento y monitoreo remoto, permitiendo la detección temprana de enfermedades y la promoción de hábitos saludables.
Disminuye los gastos asociados a desplazamientos y tiempos de espera, tanto para pacientes como para el sistema sanitario.
Desafíos y limitaciones
Los críticos manifiestan que las atenciones médicas a distancia pueden ocasionar un diagnóstico errado, debido a que se necesita un contacto con el paciente. No podemos negar que el servicio de telemedicina solo puede atender problemas básicos de salud o dar seguimiento de tratamiento, pero no podrá (por el momento) establecer un vínculo entre el paciente-profesional de salud. Asimismo es importante señalar que existen otros obstáculos que rodean esta disciplina, tales como:
Limitaciones tecnológicas: Se requiere de acceso a internet y dispositivos electrónicos, lo que puede excluir a poblaciones vulnerables, como personas en zonas rurales, de bajos recursos o con habilidades digitales limitadas.
Preocupaciones por la privacidad y seguridad de datos: Es fundamental implementar medidas robustas para proteger los datos de los pacientes contra filtraciones o accesos no autorizados, cumpliendo con las normativas vigentes de protección de datos.
Barreras en la relación médico-paciente: La falta de interacción física puede dificultar el diagnóstico y la construcción de una relación de confianza entre el médico y el paciente.
Desafíos éticos y legales: La telemedicina plantea interrogantes sobre la responsabilidad profesional, la jurisdicción legal en caso de negligencia médica, y el consentimiento informado del paciente. Se necesitan marcos legales claros y armonizados para garantizar la protección de los derechos de los pacientes y la práctica responsable de la telemedicina.
Costos de implementación y mantenimiento: La implementación puede requerir inversiones significativas en infraestructura tecnológica, capacitación del personal y desarrollo de plataformas de teleconsulta. Estos costos pueden ser un obstáculo para algunos centros de salud, especialmente en países en vías de desarrollo.
Resistencia al cambio: La adopción de esta disciplina puede encontrar resistencia por parte de algunos profesionales de la salud, pacientes o instituciones que se sienten cómodos con los métodos tradicionales de atención médica. Es necesario abordar estas preocupaciones y promover una cultura de cambio e innovación dentro del sector salud.
Obstáculos que superar para un futuro ético y efectivo
Desde el punto de vista legal, la telemedicina plantea desafíos en términos de licencias médicas y responsabilidad. Los médicos que eligen esta nueva práctica a menudo atienden a pacientes que residen en diferentes jurisdicciones, lo que plantea preguntas sobre qué leyes y regulaciones deben aplicarse. Además, la responsabilidad por errores médicos puede volverse complicada cuando se presta atención a distancia.
Asimismo, surgen preocupaciones éticas en torno a la calidad de la atención médica proporcionada a través de la telemedicina. Es crucial garantizar que los estándares de atención sean consistentes y que los pacientes reciban un nivel adecuado de atención, independientemente de si se realiza de manera presencial o a distancia.
Por lo tanto, deben tomarse en cuenta cosas como:
El consentimiento informado: garantiza que los pacientes comprendan los alcances, limitaciones y riesgos de la telemedicina antes de otorgar su consentimiento.
Privacidad y seguridad de datos: implementar medidas robustas para proteger la confidencialidad de la información médica del paciente, cumpliendo con las normativas vigentes de protección de datos.
Competencia profesional: Los profesionales de la salud que brinden servicios de telemedicina deben estar debidamente capacitados y acreditados para hacerlo, garantizando la calidad y seguridad de la atención.
Jurisdicción legal: Es necesario establecer un marco legal claro que defina la responsabilidad profesional, la jurisdicción en caso de disputas legales y las normas de práctica para la telemedicina.
Regulaciones actuales
En muchos países, las regulaciones relacionadas con la telemedicina están en evolución y varían según las leyes de cada uno. Se están estableciendo pautas para abordar cuestiones como la licencia médica, la prescripción de medicamentos a distancia y la compensación por servicios tele medicinales.
Sin embargo, sigue habiendo una falta de coherencia en las regulaciones a nivel internacional, lo que puede obstaculizar la adopción generalizada de la telemedicina.
En México, actualmente se encuentra regulada por diversas leyes y normas, entre las que destacan:
- Ley General de Salud: Establece los principios básicos para la prestación de servicios de salud, incluyendo la telemedicina.
- Norma Oficial Mexicana NOM-004-SSA3-2012 para la prestación de servicios de atención médica a través de la telemedicina: Establece los requisitos técnicos y operativos para la prestación de servicios de telemedicina en México.
- Lineamientos para la prestación de servicios de telemedicina en el marco de la pandemia por COVID-19, que fueron emitidos por la Secretaría de Salud en 2020 y establecen medidas temporales para facilitar la prestación de servicios de telemedicina durante la pandemia.
¿Qué esperar en el futuro?
En el futuro, la telemedicina seguirá evolucionando, impulsada por avances tecnológicos como la inteligencia artificial, la realidad virtual y la robótica.
No obstante, para aprovechar al máximo su potencial, es necesario abordar los desafíos existentes y trabajar en conjunto para construir un futuro ético y legal para esta práctica, además, su implementación deberá ir acompañada de un marco ético y legal sólido que garantice la protección de los derechos de los pacientes, la privacidad de su información y la competencia profesional de los prestadores de servicios.