Ética e Inteligencia Artificial Aplicada a la Salud
Cuando se trata de la vida humana, la práctica médica exige una profunda reflexión ética. La relación médico-paciente, históricamente construida sobre la base de la vocación de servicio y la empatía, es fundamental para el bienestar del paciente, a diferencia de la IA, que opera siguiendo algoritmos preestablecidos.
El médico aporta un componente esencial: la capacidad de tomar decisiones basadas en valores humanos como la compasión y la justicia, y aunque la inteligencia artificial, está revolucionando el sector de la salud, desde el diagnóstico de enfermedades hasta el desarrollo de nuevos tratamientos, aún existe la interrogante sobre la ética.
Sesgos algorítmicos en la toma de decisiones médicas: Impacto y estrategias para mitigarlos.
Cuando se une la IA con la práctica médica, y dependiendo de las circunstancias relativas a la aplicación y utilización, existe el riesgo de suprimir los intereses públicos o deteriorar el horizonte ético, ya que la atención y el tratamiento va más allá de la simple observación de síntomas, requiere también de la compresión integral del paciente como individuo.
Si bien la Inteligencia artificial es una tecnología muy prometedora, no se debe olvidar de que esta aprende de lo que los humanos le enseñan, la aparición de los sesgos durante cada proceso es normal, por lo tanto, será fundamental auditar los datos continuamente para evitar errores, así como alimentar constantemente la información con la que se programa.
Debemos entonces, sostener la firme idea de que la IA es una herramienta que complementa la inteligencia y empatía de la práctica médica humana, y aunque su capacidad de procesar, analizar y guardar un gran volumen de datos ofrece invaluables beneficios, no debería crear una dependencia entre el personal médico.
Privacidad de los datos: Los desafíos de proteger la información sensible de los pacientes en un entorno cada vez más digitalizado.
Si bien la OMS está de acuerdo en aprovechar las tecnologías como la IA, recomienda a las instancias normativas que ponga especial atención en garantizar la seguridad y protección de la salud y la privacidad del paciente.
Estos seis principios fundamentales para la OMS sobre la ética y gobernanza de la IA para la salud son resultado de una extensa deliberación entre expertos en ética, tecnología digital, derecho y derechos humanos.
1) proteger la autonomía; 2) promover el bienestar y la seguridad de las personas y el interés público; 3) garantizar la transparencia, la claridad y la inteligibilidad; 4) promover la responsabilidad y la rendición de cuentas; 5) garantizar la inclusividad y la equidad; 6) promover una IA con capacidad de respuesta y sostenible.
Por lo tanto, por más impresionante que parezca la utilización de herramientas “autónomas”, será siempre responsabilidad del factor humano proteger la información de sus pacientes, así como seguir los principios establecidos para su práctica profesional.
Responsabilidad legal: Quién es responsable en caso de errores o daños causados por sistemas de IA en el diagnóstico o tratamiento médico.
Históricamente no es posible concebir una sociedad sin errores ni daños, menos si estamos pensando en que todo se puede resolver con máquinas dotadas de I.A, que aprendan y emiten determinadas tareas mediante un sistema complejo de red neuronal artificial de acuerdo con su programación.
En este sentido, toda reflexión sobre la responsabilidad civil por regla, parte del análisis conductual de los profesionales de la salud, siendo evidente que el uso de las máquinas representan beneficios para el sector salud, su defectuoso funcionamiento en su diseño, programación, operación y mantenimiento será responsabilidad de quien lo utiliza, sin embargo, existe un ordenamiento jurídico que protege al consumidor y por lo tanto, puede exigir frente a ella la protección de sus derechos lesionados demostrando únicamente la falta de idoneidad y/o defecto del producto o servicio y la relación de esta con su daño.
En conclusión, como uno de sus conceptos lo dice, «la inteligencia aumentada» refleja el verdadero poder de la IA, pues debería desempeñarse como una herramienta que mejore, más no sustituya la inteligencia humana. Está en manos del personal médico integrar armoniosamente ambas y preservar el legado del método hipocrático para mantener la medicina como una ciencia fundada en la comprensión compasiva y detallada de cada paciente y aprovechar el alcance de la tecnología.